Puñeta (José Ángel Morales, 2015)

Juan Carlos Rodríguez

Sin duda, el puertorriqueño José Angel Morales es nuestro mejor documentalista. Mediante una fusión de ficción y documental, Puñeta (2015) nos invita a reflexionar sobre el lenguaje, la violencia cotidiana contra la mujer, el dolor humano y las posibilidades de expresión en nuestro Puerto Rico colonial y contemporáneo. Morales aprovecha la polisemia del vocablo escogido como título de su pieza para sumergirnos en atmósferas de una realidad parcial, excesiva y vacilante, explorada con la intensidad de un dedo regodeándose en la llaga, de una mirada deteniéndose en la ruina. Ficción y documental se alternan, la ficción crea expectativas narrativas que luego un caudal de realidad se encarga de desviar o interrumpir. Algunos artificios que coquetean con el cliché se solucionan de un modo sorprendente, como ocurre en la secuencia de un payaso que termina identificándose como artista performero ante un grupo de incrédulos policías en el viejo San Juan. Como ocurrió en Pogreso (2006), su pieza anterior, Morales concluye esta travesía por los recovecos de la realidad isleña con una confesión conmovedora. Siempre José Angel se desplaza junto con sus entrevistados hacia un territorio gris que desajusta nuestras certezas y aloca la brújula de la ética en el documental. Puñeta es una docuficción que extiende puentes con la poesía y representa la búsqueda auténtica de una realidad evasiva.